jueves, 7 de enero de 2016

Las verdaderas cosas importantes



Reflexión en alta sobre sus majestades los Reyes de Oriente
Escasos valores estamos trasmitiendo a nuestros hijos/as si creemos realmente que se sentirán defraudados/as porque los Reyes Magos no lucen con trajes despampanantes y majestuosos. El traje de Gaspar no es de verdad, el negrito betún tampoco es color de piel, ni los verdaderos reyes iban en enormes carrozas llenas de luces, caramelos y juguetes. Tampoco iban acompañados de tanto desfile descomunal de música y baile. Señoras y señores ¿no os habéis fijado nunca de lo simples que son los que van a visitar a vuestros hijos/as a la guarde o al cole? Y sin embargo los niños/as no han crecido traumatizados por ello.
Verdaderamente no entiendo el remolino que se ha formado este año con las cabalgatas. Que le echen la culpa ahora a Carmena de todo este montaje. Y encima enojos por todos lados si hay alguna mujer debajo de ese disfraz; que lo único que se pretende es repartir ilusión a los niños/as, no creo que vayan asomándose debajo de los trajes a ver si tienen o no colita sus Majestades. 
Si se  quiere seguir la verdadera tradición habrá que enseñar a nuestros pequeños/as que los verdaderos reyes magos iban solos y mondos en sus tristes camellos y sus regalos de forma simbólica iban reflejados en oro, incienso y mirra. Pare usted de contar, nada de plays ni móviles ni cuentos chinos. Que tuvieron que recorrer un larguísimo camino para alcanzar a una humilde familia que tuvo que refugiarse en un pesebre para dar a luz a un niño que ya era perseguido antes de nacer. Más vale que nos preocupemos de los niños/as que no han podido recibir regalo ninguno porque los Reyes Magos no son tan magos y no llegan a los pobres más pobres. En fin, será que no soy tan religiosa como otras personas o será que no necesito tanto para seguir manteniendo la ilusión. 
Por cierto, 55 mujeres asesinadas por violencia de género (oficialmente publicadas) en 2015 y ya llevamos 2 en 2016. Ningún revuelo a esta desgracia. Esto sí que es un trauma y nadie saca las garras por ello.

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