El informe de Intermón Oxfam incide en que “la mayoría de los
trabajadores peor remunerados del mundo son mujeres” y que estas
desempeñan “los empleos más precarios”. La industria textil de los
países en desarrollo se aprovecha de esta debilidad de las mujeres
trabajadoras que aceptan peores condiciones laborales para disparar la
rentabilidad de su negocio. Aunque este es un caso llevado al extremo,
la brecha salarial y la diferencia de condiciones es un problema
transversal en todo el mundo, incluidos los países más avanzados.Los primeros rayos de la recuperación económica han devuelto a la primera línea del debate europeo y español la necesidad de equiparar los derechos de hombres y mujeres. Un crecimiento económico justo ha de ser también por definición igualitario entre géneros. Los mecanismos para conceder a la mujer iguales oportunidades, como la discriminación positiva, tienen costes, pero los beneficios saldarán con creces la factura. La igualdad como fin y como medio es la única fórmula para conducir el progreso.Cenicientas 3.0
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